«La fuente de energía que fue y es clave en la evolución del cerebro humano son los ácidos grasos. El ser humano integrado al ecosistema que lo engendra rehabilita el metabolismo de ácidos grasos cuando llega el invierno o la sequía. Cuando visualizamos este fenómeno, entendemos que la alimentación humana debe ser cíclica, como lo ordena nuestra Madre Tierra.»
Dr. Benoit Raby